¿Sabes cómo el exceso de control sobre tu perro puede deteriorar vuestra relación y convivencia?
Si quieres saber cómo conseguir enseñarle a tu perro que se autocontrole, lo encontrarás en éste artículo.
Pienso que muchas personas caen en un gran error a la hora de intentar educar a su perro, me refiero al intento de ejercer un excesivo control sobre ellos. Se tiene la convicción de que es necesario estar constantemente controlando todo lo que puede y no puede hacer el perro para que aprender las normas de convivencia.
Se suele corregir al perro para que no salte y ladre cuando le van a dar la comida, igualmente tienen que decirle que deje de saltar y ladrar para ponerles la correa y salir a pasear o durante los saludos a ellos mismo o a las visitas que lleguen a la casa.
Si te das cuenda siempre se trata de intentar imponer un cierto control externo al perro, es decir, por parte de la persona, omitiendo en todo momento la necesidad de que sea el perro el que tiene que aprender a autocontrolarse a si mismo en esas situaciones, donde la situación emocional es intensa para él.
Éste exceso de control externo sobre el perro, termina deteriorando la convivencia y la relación, ya que se abusa del castigo y las correcciones, tirando por tierra la confianza y en buen rollo que tienes que tener con él.
Podemos definir el autocontrol como:
La capacidad voluntario de regular, y dirigir la emoción y la conducta ante situaciones emocionales intensas, es decir, es la capacidad de actuar sobre sí mismo para controlar sus emociones y su conducta.
Ten en cuenta que si por ejemplo, el perro se pone a dar saltos y ladrar para que le des su comida, es evidente que el perro tiene un objetivo, quiere conseguir algo, en éste caso la comida, con lo cual, debido a la intensidad emocional que le provoca el querer comer, actúa de forma descontrolada, saltando y ladrando, para intentar conseguirla cuanto antes. En éste y otras situaciones, es necesario enseñarle al perro la necesidad de controlarse a sí mismo, para que pueda gestionar mejor ese nivel emocional tan alto provocado por las ganas de comer, y que a su vez, le permitirá poder acceder a lo que desea, la comida.
Lo fundamental es enseñarle al perro, que para conseguir lo que quiere, ya sea comida, salir a la calle, saludarte, etc., es necesario que se calme y autocontrole, ese es el camino para conseguir lo que desea, y que desde el descontrol no va a conseguirlo.
Además, si te das cuenta, cuando un perro aprende a controlarse a sí mismo en las diferentes situaciones más habituales del día a día, tu no tendrás que estar constantemente diciéndole lo que puede y no puede hacer, esta es una de las premisas necesarias para establecer una buena educación. No tendrás que tirar constantemente de tu control sobre el perro para que éste actué de forma adecuada.
Se de buena tinta, que son muchos los perros que no reciben ninguna formación para que desarrollen su autocontrol, lo cual, dificulta la convivencia, impidiendo su desarrollo emocional adecuado, pues ante situaciones emocionales intensas, no tendrá recursos internos para evitar las reacciones descontroladas de forma sistemática, dificultando su gestión emocional y empeorando su calidad de vida y por tanto la convivencia y el bienestar.
Con todo lo expuesto, es evidente que el autocontrol es una necesidad educativa.
Para entrenar el autocontrol, hay que enseñarle al perro que existen diferentes opciones ante la situación que le provoca esa mayor intensidad emocional. Tiene que poder elegir afrontar la situación de manera diferentes, y que a su vez le permita acceder a lo que desea.
Lo vamos a ver con una situación cotidiana con el ejemplo anterior, imagina que tienes el cuenco de comida en tus manos y el perro empieza a inquietarse, puede que salte e incluso que ladre, en ésta situación la mayoría de la gente acude al control externo, diciéndole que se siente o se tumbe, que se calle, que deje de saltar, etc, intentando por todos los medios que el perro se tranquilice, pero normalmente terminan desistiendo en su intento, y prácticamente le lanzan el cuenco con la comida para que se calle y termine de dar la lata. Te darás cuenta, que con ésta forma de actuar, por un lado te cabreas y deterioras vuestra relación al abusar del castigo, y por otro lado, estas reforzando la conducta de ladrar y saltar de tu perro, con lo cual, cada día será peor.
Si en vez de intentar controlar al perro, le permites a él que intente buscar una alternativa conductual que le permita acceder a la comida de forma autocontrolada, la cosa puede cambiar. La nueva alternativa conductual debe estar basada en la calma y en una mejor gestión emocional. Para conseguir que el perro encuentre la nueva alternativa conductual, tienes que tener un poco de paciencia y sin decirle nada ni regañarle, no ponerle el cuenco de comida hasta que empiece a calmarse y deje de dar saltos y ladridos, cuando lo haga, le puedes poner su comida.
Poco a poco el perro se dará cuenta que para conseguir lo que desea, en éste caso la comida, es necesario autocontrolarse emocional y conductualmente, mostrándose más calmado.
Ésta técnica es muy útil en muchas situaciones diferentes de la convivencia, pero tiene matices para que pueda adaptarse a cada perro y su intensidad emocional mostrada en cada caso, evitando que llegue a sufrir un incremento excesivo de la emoción y su conducta, que pudiéndose inicialmente agradable para él, puede llegar a generar un exceso de estrés y ansiedad, nada recomendable. Hay que actuar en función a la individualidad de cada perro, y para eso es necesario que te asesore un buen profesional.
También debes saber que te puede funcionar muy bien cuando la emocion sufrida por el perro tiene valencia emocional positiva para él, es decir, cuando quiere salir a la calle, comer, saludar, etc., pero no es recomendable realizarla de la misma forma para situaciones de valencia emocional negativa, como por ejemplo en situaciones donde tu perro sufre miedo. No pienses que si tu perro tiene miedo a otros perros, puedes transpolar la técnica y meter a tu perro con otros y esperar a que se calme, eso no va a suceder y probablemente terminarías empeorando su problema emocional. Ya sabes, que si éste es tu caso, mi recomendación es que te ayude un profesional para que pueda ayudar al perrito a gestionar su miedo.
Un fuerte abrazo,
Juan Carlos
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